En el siglo XIV hace 700 años escribió Santa Brígida: “Cuarenta años antes del año 2000, el demonio será dejado suelto por un tiempo para tentar a los hombres. Cuando todo parecerá perdido, Dios mismo, de improviso, pondrá fin a toda maldad. La señal de estos eventos será: cuando los sacerdotes habrán dejado el hábito santo y se vestirán como gente común, las mujeres como hombres y los hombres como mujeres”

¿Quién era esa mujer tan moderna y tan importante en la historia de la Iglesia, para ser declarada co-Patrona de Europa?

Brígida significa: Fuerte y brillante.

Esta santa mujer tuvo la dicha de nacer en una familia que tenía como herencia de sus antepasados una gran religiosidad. Sus abuelos y bisabuelos fueron en peregrinación hasta Jerusalén y sus padres se confesaban y comulgaban todos los viernes, y como eran de la familia de los gobernantes de Suecia, y tenían muchas posesiones, empleaban sus riquezas en construir iglesias y conventos y en ayudar a cuanto pobre encontraban. Su padre era gobernador de la principal provincia de Suecia.

Brígida nació en Upsala (Suecia), en 1303.

De niña su mayor gusto era oír a la mamá leer las vidas de los Santos.

Cuando apenas tenía seis años ya tuvo su primera revelación. Se le apareció la Sma. Virgen a invitarla a llevar una vida santa, totalmente del agrado de Dios. En adelante las apariciones celestiales serán frecuentísimas en su vida, hasta tal punto que ella llegó a creer que se trataba de alucinaciones o falsas imaginaciones. Pero consultó con el sacerdote más sabio y famoso de Suecia, y él, después de estudiar detenidamente su caso, le dijo que podía seguir creyendo en esto, pues eran mensajes celestiales.

Cuando tenía 13 años asistió a un sermón de cuaresma, predicado por un famoso misionero. Y este santo sacerdote habló tan emocionantemente acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que Brígida quedó totalmente entusiasmada por nuestro Redentor. En adelante su devoción preferida será la de Jesucristo Crucificado.

Un día rezando con todo fervor delante de un crucifijo muy chorreante de sangre, le dijo a Nuestro Señor: – ¿Quién te puso así? – y oyó que Cristo le decía: «Los que desprecian mi amor». «Los que no le dan importancia al amor que yo les he tenido». Desde ese día se propuso hacer que todos los que trataran con ella amaran más a Jesucristo.

Esposa y madre de 8 hijos

A pesar de sentir su vocación, aceptó casarse como era el deseo de su padre. Tuvo ocho hijos.

Ella vivió un casamiento feliz y pleno de fe cristiana con su marido Ulf, que era gobernador de un importante distrito del Reino de Suecia:

«La vida de Brígida era de oración, de escucha del Evangelio, ella meditó sobre la Pasión de Nuestro Señor y de aquí nace su carisma, de unión, de paz y de solidaridad», explica la Madre Hilaria.

Brígida era la dama principal de las que colaboraban con el rey y la reina de Suecia. Pero en el palacio se dio cuenta de que se gastaba mucho dinero en lujos y comilonas y se explotaba al pueblo. Quiso llamar la atención a los reyes, pero estos no le hicieron caso. Entonces pidió permiso y se fue con su esposo en peregrinación a Santiago de Compostela en España. En el viaje enfermó Ulf gravemente. Brígida oró por él y en un sueño se le apareció San Diosnisio a decirle que se le concedía la curación, con tal de que se dedicara a una vida santa. El marido curó y entró de religioso cisterciense y unos años después murió santamente en el convento.

En una visión oyó que Jesús Crucificado le decía: «Yo en la vida sufrí pobreza, y tú tienes demasiados lujos y comodidades». Desde ese día Brígida dejó todos sus vestidos elegantes y empezó a vestir como la gente pobre. Ya nunca más durmió en camas muy cómodas, sino siempre sobre duras tablas. Y fue repartiendo todos los bienes entre los pobres de manera que ella llegó a ser también muy pobre.

Con su hija Santa Catalina de Suecia se fue a Roma y en esa ciudad permaneció 14 años, dedicada a la oración, a visitar y ayudar enfermos, a visitar como peregrina orante muchos santuarios, y a dictar sus revelaciones que están contenidas en ocho tomos (Sufrió muy fuertes tentaciones de orgullo y sensualidad). Desde Roma escribió a muchas autoridades civiles y eclesiásticas y al mismo Sumo Pontífice (que en ese tiempo vivía en Avignon, Francia) corrigiendo muchos errores y repartiendo consejos sumamente provechosos. Sus avisos sirvieron enormemente para mejorar las costumbres y disminuir los vicios.

Por inspiración del cielo fundó la Comunidad de San Salvador. El principal convento estaba en la capital de Suecia y tenía 60 monjas. Ese convento se convirtió en el centro literario más importante de su nación en esos tiempos. Con el tiempo llegó a tener 70 conventos de monjas en toda Europa.

Se fue a visitar los santos lugares donde vivió, predicó y murió Nuestro Señor Jesucristo, y allá recibió continuas revelaciones acerca de cómo fue la vida de Jesús. Las escribió en uno de los tomos de sus revelaciones, y son muy interesantes. En Tierra Santa parecía vivir en éxtasis todos los días.

Al volver de Jerusalén se sintió muy débil y el 23 de juilio de 1373, a la edad de 70 años murió en Roma con gran fama de santidad. A los 18 años de haber muerto, fue declarada santa por el Sumo Pontífice. Sus revelaciones eran tan estimadas en su tiempo, que los sacerdotes las leían a los fieles en las misas.

El empeño para el retorno del Papa de Aviñón a Roma

La segunda parte de la vida de Santa Brígida comienza cuando queda viuda.

«Ella vino a Roma en 1349 para celebrar el Año Santo de 1350, antes que nada para tener la aprobación de las reglas de la Orden que estaba fundando», cuenta la religiosa.

Brígida quería, de hecho, fundar una Orden compuesta por monjas y religiosos.

«Venida a Roma, encuentra una situación desastrosa. El Papa estaba en Aviñón, no en Roma, el pueblo romano era como oveja sin pastor, había la peste, había una guerra entre Francia e Inglaterra», prosigue la Madre Hilaria, que busca subrayar que «su gran amor por Jesús, la llevó a hacer que el Papa volviese de Aviñón a Roma».

La espiritualizada y fuerte mujer sueca decide establecerse en Roma y, en sus aposentos de la Plaza Farnese – donde hoy está localizada la Curia General – «recibió la mayor parte de las Revelaciones, que fueron recibidas también en diferentes iglesias de Roma».

Evangelio, Mensaje, «Santa Brígida, de hecho, saca su mensaje del Evangelio, de la unión con Jesús, de su ardiente amor al Crucifijo».

El corazón de su misión y también el de otra santa que fue su contemporánea Santa Catalina de Siena, será pedir fuertemente al Papa que retorne a la tumba de Pedro.

Brígida no verá al Papa regresar a Roma, porque Urbano V vuelve pero apenas por un breve período de tiempo y Santa Brígida fallece en 1373. Entretanto Santa Catalina sí testimoniará el retorno definitivo del Papa Gregorio XI en 1377.

«Santa Brígida no solamente rezó e hizo sacrificios, sino que también habló directamente con el Papa, los cardenales, los príncipes de Europa», recuerda Madre Hilaria.

Paz para Europa

El otro «frente» en que se empeñó con fuerza, fue la paz en Europa. Ella intercede para que concluya la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra.

Sus obras de caridad fueron decisivas en ese período. Ella, que había sido rica, vivía en la pobreza, encontrándose también pidiendo limosnas en las puertas de las iglesias.

Son los años de peregrinación a varias partes de Italia: de Asís a Gargano.

Y, por último, con casi 70 años, de peregrinación en peregrinación, llega a Tierra Santa.

Mística

La Pasión de Cristo y la Virgen María fueron el centro de su experiencia de fe.

Testimonian esto el rosario brigidino y las oraciones, ligadas a particulares gracias prometidas por Jesús a aquellos que las recitasen.

Santa Brígida y los Papas

Canonizada en 1391 por Bonifacio IX, Santa Brígida es la santa patrona de Suecia.

Fue declarada en 1999 co-Patrona de Europa por San Juan Pablo II.

«Indicándola como co-Patrona de Europa, se tiene la intención de hacer que la sientan próxima no solamente aquellos que recibieron la vocación a una vida de especial consagración, sino también aquellos que son llamados a las ocupaciones comunes de la vida laical en el mundo y especialmente a la alta y exigente vocación de formar una familia cristiana», escribió S. Juan Pablo II en su Carta Apostólica en forma de Motu Proprio con la cual la proclamaba, de hecho, co-Patrona de Europa, juntamente con Santa Catalina de Siena y Santa Teresa Benedicta de la Cruz.

El Papa también resaltó que «la Iglesia, incluso sin nunca haberse pronunciado sobre cada una de las revelaciones, acogió la autenticidad del conjunto de su experiencia interior». (JSG)

 

Fuente:

https://es.arautos.org/view/show/96803-el-mensaje-de-santa-brigida-continua-actual-

y ewtn

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