El 31 de julio conmemoramos la fiesta de San Ignacio de Loyola, nació en 1491, quien tuvo una conversión asumida con extraordinario vigor de espíritu, abrazó la santidad y la llevó hasta sus últimas consecuencias: en la vida de San Ignacio de Loyola la fuerza de voluntad y las actitudes extremas fueron constantes, y su inflexible coherencia constituyo, como nos dice Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, la nota mas bella de la existencia del gran fundador de la Compañía de Jesús.