Santa María la Mayor es una de las cuatro basílicas más importantes de Roma, las llamadas basílicas mayores, que integra el grupo junto a San Juan de Letrán, San Pedro y San Pablo extramuros, también llamadas basílicas papales.

La Basílica Papal, cuya dedicación conmemoramos el 5 de agosto, es el monumento de piedad mariana por excelencia de Roma.

Entre las Basílicas Pontificas que se encuentran en Roma, la de Santa María La Mayor tiene algo especial; y no es para menos, ya que es el monumento de piedad mariana por excelencia de la Ciudad Eterna, sin mencionar que es el Santuario más antiguo de occidente que está dedicado a la Virgen María y Madre de Dios. 

Es la única de las cuatro basílicas papales que fue erigida en época paleocristiana y sede de un milagro mariano, constituyéndose así el templo más importante dedicado al culto de María en Roma.

La Basílica Papal de Santa María la Mayor es una auténtica joya de belleza de valor inestimable. Desde hace dieciséis siglos domina la ciudad de Roma: es el templo mariano por excelencia y cuna de la cultura artística, representa un punto de referencia para los cives mundi que desde todas las partes del mundo llegan a la Ciudad Eterna para deleitarse con lo que la Basílica les ofrece a través de su monumental grandeza.

Es la única de las basílicas mayores de Roma que ha logrado conservar su estructura original,  aunque a lo largo del tiempo se han ido añadiendo algunas modificaciones. En su interior presenta algunos detalles por los que destaca respecto a las demás basílicas: en primer lugar los mosaicos de la nave central y del arco triunfal del siglo V d. C., realizados durante el pontificado de Sixto III (432-440) y los del ábside, cuya realización fue dirigida por el fraile franciscano Jacopo Torriti por orden del Papa Nicolás IV (1288-1292); la pavimentación de tipo «cosmatesco» donada por los caballeros Scoto Paparone e hijo en el 1288; el techo artesonado de madera dorada diseñado por Giuliano San Gallo (1450); el belén del siglo XII de Arnolfo de Cambio; las numerosas capillas (de la Borghese a la Sixtina y a la Sforza, de la de Cesi a la del Crucifijo y a la de San Miguel); el Altar mayor realizado por Ferdinando Fuga y sucesivamente enriquecido con otras decoraciones por el genio Valadier; y por último, la Reliquia de la Sagrada Cuna y el baptisterio. Cada columna, cada cuadro, cada escultura, cada pieza de la Basílica representan una recopilación de la historia y de los sentimientos religiosos.

Todos podrán disfrutar de las emociones que transmite este lugar sagrado, desde el peregrino más devoto hasta el simple apasionado de arte.

El encuentro con la Basílica «liberiana», del nombre del Papa Liberio, es una experiencia tan conmovedora que llena el alma y el espíritu de emociones: no es raro ver a los visitadores fascinados por la belleza de las obras, así como es posible darse cuenta de la constante devoción de todas esas personas que ante la imagen de la Virgen María, aquí venerada con la dulce  advocación de «Salus Populi Romani», buscan consuelo y alivio.

Todos los años, el día 5 de agosto, se recuerda el «Milagro de la nieve» con una solemne celebración. Ante la mirada conmovida de muchos fieles una cascada de pétalos blancos desciende desde el techo cubriendo el hipogeo y creando como una unión ideal entre la asamblea y la Madre de Dios.

Desde el comienzo de su pontificado el Santo Padre Juan Pablo II quiso que una lámpara estuviera encendida de día y de noche bajo el icono de la Salus, como testimonio de su gran devoción a la Virgen María. El mismo Papa, el 8 de diciembre del 2001, inauguró otra perla preciosa de la basílica: el Museo, cuya estructura moderna y la antigüedad de sus obras maestras ofrecen al visitador un «panorama» único.

Los numerosos tesoros que en ella se encuentran, hacen de Santa María la Mayor un lugar en donde el arte y la espiritualidad se funden en un connubio perfecto, ofreciéndonos aquellas emociones únicas y propias de las obras de arte del hombre que están inspiradas por Dios.

Les compartimos 10 puntos sobre la Basilica:

 

1. El milagro de la nieve

 

“Me construirás una Iglesia en el lugar donde mañana encuentres nieve fresca”. Es lo que la Virgen comunica en sueños, una cálida noche de pleno verano en Roma el 4 de agosto del año 358 al Papa Liberio y a Juan, noble patricio de la Urbe: una Iglesia donde mañana haya nieve fresca.

El patricio Juan la mañana del 5 corre donde el Papa para comunicarle la increíble visión nocturna y poco después la confirmación del milagro: la colina del Esquilino amanece blanca por una insólita nevada en pleno verano.

 

La tradición afirma que precisamente sobre la nieve, el Papa trazó el perímetro de la Iglesia, y que el rico Juan financió su construcción.

2. Sus nominaciones

Es llamada Santa María de las Nieves, por el milagro, Santa María Liberiana, porque fue construida en la época de papa Liberio; Santa María la Mayor, por ser una de las basílicas mayores y Santa María “ad praesepe”, porque en ella se conserva la reliquia del pesebre de Belén.

3. Virgen Salus Populi Romani

La basílica custodia una de las más antiguas imágenes de la Virgen María, la Salus Populi Romani, (Salvación del Pueblo Romano). La tradición dice que fue pintada por el evangelista San Lucas.

4. La Santa Cuna

En la cripta debajo del altar, se encuentra los restos de la “cuna” del Niño Jesús, protegidas dentro de una urna de oro y plata.

La devoción a la Cuna es multisecular y manifiesta el deseo de imitar la humildad de Jesucristo y expresarle el propio amor, como en el caso de los santos más relacionados con esta devoción: san Carlos Borromeo, san Ignacio de Loyola, santa Brígida y san Cayetano de Thienne, entre tantos otros.

5. Pesebre primitivo

Anteriormente a la capilla sixtina que se encuentra en la nave derecha de la basílica, se encontraba un precioso pesebre en tamaño natural realizado por Arnolfo de Cambio en 1198-1216 por orden de Inocencio III y debido a la desaparición en el siglo XVI de algunas figuras del pesebre primitivo, fue trasladada en la entrada de lo que hoy es el museo, donde se lo puede admirar gratuitamente.

6. Museo de Santa María Mayor

La basílica posee un museo inaugurado y bendecido por el Santo Padre Juan Pablo II el 8 de diciembre de 2001. Allí se encuentran expuestos los objetos más importantes pertenecientes a la Basílica, agrupados en ocho locales según las siguientes temáticas : Historia de la Basílica, Cristo en el misterio del Nacimiento y de la Pasión, María venerada bajo el titulo de Salus Populi Romani y varios santos relacionados en modo particular con la Basílica: S. Carlos Borromeo (que fue arcipreste de la Basílica 1564-1572), S. Pío V, aquí enterrado, B. Pío IX, y otros Papas.

7. Tumba de Bernini

El gran escultor Gian Lorenzo Bernini, autor de innumerables obras, sobretodo en el vaticano, desde su plaza hasta el altar de la Basílica. Que en su vida ha realizado una cantidad de tumbas, magnificas obras de arte, quien encuentra su tumba o sin querer la pisa apenas visible en el primer escalón del presbiterio, se asombra por su sencillez, una placa de mármol con la siguiente inscripción: “La noble familia Bernini aquí espera la Resurrección”.

8. La columna de la paz

Fuera de la Basílica, en la plaza, se encuentra la columna que sostiene la imagen de la Virgen con el Niño de época romana: pertenece a la antigua Basílica de Majencio, que se encontraba en el Foro Romano, conocida como el “Templo de la Paz”. Milagrosamente conservada en una sola pieza, el Papa Pablo V la hizo desmontar desde el Foro para llevarla hasta la plaza de Santa María la Mayor, en 1613.

9. La Sperduta

Respecto a la fachada, lo más interesante es el campanario medieval, uno de los más elevados y elegantes de Roma.

En el siglo XIII este campanario poseía una campana llamada “la Sperduta” (La perdida) que en la actualidad se conserva en el Vaticano.

“La Sperduta”, está vinculada a una leyenda pintoresca, ambientada en el siglo XVI.

Una peregrina que había venido a Roma a pie para visitar las basílicas se vio invadida por la oscuridad perdiendo el camino. Asustada la pobre mujer se recomendó a la Virgen y de repente, en el silencio de la noche, escuchó el sonido de una campana que venía de muy lejos. Siguiendo esa llamada, finalmente se encontró en la plaza de la Basílica. Eran las dos de la mañana y en agradecimiento la peregrina dejó un ingreso a la iglesia para que la campana siguiera sonando a las dos en punto cada noche (que por suerte ahora suena a las 9 pm).

10. La nieve del 5 de agosto

Todos los años en la Basílica se recuerda el famoso milagro de la nieve en verano, con un magnifico espectáculo con ilustres invitados, escenarios estelares, juegos y teatros de luz, proyecciones de imágenes y fluorescencia lunar en la plaza.

Todos en fiesta esperando la medianoche cuando se representa el milagro de la nieve y copos blancos bajan del cielo, y un manto blanco cubre todo el terreno. Un espectáculo verdaderamente único e imperdible.

Fuente: ewtn

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