Homilía del XXV Domingo del tiempo ordinario, 22 de septiembre 2019. No podéis servir a Dios y al dinero. Lc 16, 10-13 Por el P. Gonzalo Raymundo, EP.

Artículo anteriorSan Mateo, apostol
Siguiente artículoLunes de la vigésima quinta semana del Tiempo Ordinario