Al respecto de la devoción a Santa Teresita, hubo mucha incomprensión, pues fue entendida en un sentido contrario al de la epopeya: hacer los pequeños sacrificios para evitar los grandes. Y transformar la existencia en una “vidita” que, llevada siempre con una “sonrisita”, resultaba en una salida muy cómoda para el camino de la cruz católico. Su espiritualidad es muy vasta, en la cual ella defendía dos tesis: Una persona puede llevar una existencia de epopeya, aunque las circunstancias no le proporcionen gestos de audacia, o no exponga directamente su vida. Y, hasta para las almas débiles, la realización de la epopeya es posible. Pidámosle que nos obtenga la gracia de como ella, transformar en grandes, los pequeños hechos de la vida cotidiana.