El Prof. Aquino explica lo que viene a ser el «Tiempo Pascual», y destaca la primera semana que precede a la Pascua de la Resurrección, la «Octava de la Pascua».
Aquí están las consideraciones hechas por el Profesor del «Instituto de Teología Benedicto XVI» de la Diócesis de Lorena – Brasil, con subtítulos nuestros:
El Tiempo Pascual
Después del domingo de Pascua la Iglesia vive el Tiempo Pascual; son siete semanas en que se celebra la presencia de Jesucristo Resucitado entre los Apóstoles, dándoles sus últimas instrucciones (At 1,2).
Cuarenta días después de la Resurrección Jesús tuvo su Ascensión al Cielo, y al final de los 49 días envió el Espíritu Santo sobre la Iglesia reunida en el Cenáculo con la Virgen María. Es el coronamiento de la Pascua.
El Espíritu Santo dado a la Iglesia es el gran don del Cristo glorioso.
Como si fuese un único día festivo
El Tiempo Pascual comprende esos cincuenta días (en griego = «pentecostés»), vividos y celebrados «como un solo día».
Dicen las Normas Universales del Año Litúrgico que: «los cincuenta días entre el domingo de la Resurrección hasta el domingo de Pentecostés deben ser celebrados con alegría y júbilo, ‘como si fuese un único día festivo’, como un gran domingo» (n. 22).
Es importante no perder el carácter unitario de esas siete semanas.
Las siete semanas de la Pascua
La primera de esas semanas es la «octava de Pascua».
Ella termina con el domingo de la octava, llamado «in albis», porque en ese día los recién bautizados sacaban las vestiduras blancas recibidas en el día del Bautismo.
Ese es el Tiempo litúrgico más ‘fuerte’ de todo el año.
Es la Pascua (paso) de Cristo de la muerte a la vida, su existencia definitiva y gloriosa.
Es la Pascua también de la Iglesia, su Cuerpo.
En el día de Pentecostés la Iglesia es introducida en la «vida nueva» del Reino de Dios.
De ahí en adelante el Espíritu Santo guiará y asistirá a la Iglesia en su misión de salvar el mundo, hasta que el Señor vuelva en el Último Día, la Parusía.
Con la venida del Espíritu Santo a la Iglesia, entramos «en los últimos tiempos» y la salvación está definitivamente decretada; es irreversible; las fuerzas del infierno vencidas por Cristo en la cruz, no son más capaces de frenar el avance del Reino de Dios, hasta que el Señor vuelva en la Parusía.
Prolongar la alegría de la Ressurrección, aguardar Pentecostés
La Iglesia, desde los primeros dias, comenzó a celebrar las siete semanas del Tiempo Pascual, para «prolongar la alegría de la Resurrección», hasta la gran fiesta de Pentecostés.
El Círio Pascual
En estos cincuenta días de Tiempo Pascual, y de modo especial en la Octava de la Pascua, el Cirio Pascual es encendido en todas las celebraciones, hasta el domingo de Pentecostés. Él simboliza a Cristo resucitado en medio de la Iglesia
Octava de Pascua: tiempo especial de gracias
La Iglesia desea que en los ocho días de Pascua (Octava de Pascua) vivamos el mismo espíritu del domingo de la Resurrección, recogiendo las mismas gracias. Así, la Iglesia prolonga la Pascua, con la intención de que «el tiempo especial de gracias» que significa la Pascua, se extienda por ocho días, y el Pueblo de Dios pueda beber más copiosamente, y por más tiempo, las gracias de Dios en este tiempo favorable.
Por el Prof. Felipe Aquino
(Profesor del «Instituto de Teologia Bento XVI»)
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