Transcurridos 100 años de las apariciones de Nuestra Señora en Fátima, muchos esperaban alguna manifestación sobrenatural de la Madre de Dios que confirmase las anteriores advertencias hechas en 1917 a los tres pastorcitos, Lucía, San Francisco y Santa Jacinta.

No habiendo el mundo dado oídos a los pedidos hechos entonces, era de esperar algo que sacudiese la conciencia de esta humanidad pecadora y adormecida, que ningún aviso del Cielo parece ser capaz de despertar.

Y, si los hombres no se importan con las advertencias venidas de lo Alto, también Dios parece haber vuelto las espaldas a este mundo, dejando que los acontecimientos corran por sí, arrastrando la civilización contemporánea hacia un futuro incierto y poco auspicioso, en medio a las convulsiones del caos, las guerras y la violencia.

Tal situación ha llevado a muchas almas a preguntarse angustiadas si Dios no habría abandonado al mundo a su propia suerte. Más terrible que los estertores del caos contemporáneo es, para esas almas, ese aparente silencio de la Providencia ausentándose del curso de los acontecimientos.

Entretanto, Dios, verdadero Señor de la Historia, tiene sus designios insondables y espera pacientemente la hora más adecuada para intervenir. Unas veces lo hace a través de fenómenos naturales y otras por medio de fenómenos sobrenaturales. Es preciso, pues, estar atento a los signos de los tiempos.

¿Las lacrimaciones inexplicables de imágenes de la Santísima Virgen y de San José ocurridas en Costa Rica y Guatemala, bien pueden ser de esas señales de la Providencia?

Fue así que, recientemente, el 25 de abril del año 2018, en la Casa de Formación de los Heraldos del Evangelio, en San José Pinula, en las proximidades de Ciudad de Guatemala, cerca de las 15:30 horas, un joven aspirante de la institución constató con sorpresa que de los ojos virginales de la Imagen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima corrían abundantes lágrimas.

Inmediatamente corrió a llamar a sus compañeros de estudios y al superior de la casa, quienes constataron igualmente sorprendidos el inexplicable fenómeno, de cuyo origen sobrenatural nadie dudó.

De por sí, el hecho es ya completamente extraordinario. Y si hubiese quedado por ahí, ya sería suficiente para conmover el corazón de cualquier fiel. Pero las señales del cielo no pararon.

También en Costa Rica

También en San José de Costa Rica, el 21 de abril del año 2018,en la casa de los Heraldos del Evangelio, se repetía idéntico fenómeno. Una imagen peregrina comenzó a verter abundantes lágrimas.

El jovencito que primero presenció el fenómeno fue a llamar a su encargado, avisándole de lo ocurrido. Y le advirtió que otra imagen también vertería lágrimas. Y que en Guatemala idéntico hecho ocurriría igualmente.

Ante la constatación de los hechos, preguntaron a ese joven aspirante como sabía con tanta certeza lo que estaba ocurriendo. A lo que él respondió que una muy bondadosa señora se lo decía.

Una extraordinaria lacrimación ocurrió también en un cuadro de la Madre del Buen Consejo el pasado 26 de abril, celebración de su fiesta litúrgica, también en Costa Rica, en la casa de los Heraldos del Evangelio, y en Guatemala una imagen de San José vertió copiosas lágrimas.

En España una imagencita vertió lágrimas de sangre

En España, fue una pequeñita imagen de Nuestra Señora de Fátima, adquirida en el Santuario de Fátima, en Portugal, por una niña que frecuentaba los programas de formación de la rama femenina de los Heraldos del Evangelio, que durante el viaje de regreso vertió lágrimas de sangre.

En total, son ya 11 imágenes que derramaron lágrimas en abundancia.

Las fotos que aquí se publican son más elocuentes que cualquier discurso, por lo que dejamos por cuenta del perspicaz lector la interpretación de fenómeno tan extraordinario y único en la historia contemporánea. Que una imagen vertiese lágrimas, ya en el pasado se había visto en no pocas circunstancias. Pero que 11 imágenes derramen lágrimas casi simultáneamente y dentro de la misma institución, es algo realmente inédito.

¿Nueva y más vehemente advertencia al mundo, en la víspera de celebrar los 103 años de las apariciones de Fátima? Pero, ¿no es también una señal de aliento para aquellos que ponen su esperanza en el Mensaje de Fátima y en las promesas del triunfo del Inmaculado Corazón de María?

Dios, manifestándose a través de las imágenes de su Santísima Madre y de San José, no está de espaldas al mundo, sino que hace oír de forma más vehemente sus pasos en la Historia.

Es el Señor que se aproxima.

Felices de aquellos a quien su Señor encuentre preparados.

 

 

 

 

 

 

 

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