Es considerado tradicionalmente el autor del Evangelio de Marcos y primer obispo de la Iglesia de Alejandría.

 

El ilustre predicador Bossuet refiriéndose a lo bien que supo sintetizar la doctrina de Jesús predicada por San Pedro llamó a nuestro Santo «el más divino de los compendiadores». Lo que sabemos de Juan Marcos se resume a cuanto el libro de San Lucas nos dice de él y la rica tradición de los primeros historiadores que gozan de gran autoridad.- Su madre se llamaba María. La vez primera que hablan los Hechos de él es el Cáp. 12 (12-16) cuando relatan la salida milagrosa de San Pedro de la cárcel por obra del ángel que le abre las puertas y se dirige «a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde muchos hermanos se hallan congregados en oración». Es fácil que la Casa de María fuera una de tantas, que -a partir de la famosa predicación de San Pedro en que se convirtieron más de tres mil a la fe de Jesucristo-, habría en Jerusalén y donde se reunirían los cristianos para hacer la oración, celebrar la Eucaristía y distribuir los bienes a los necesitados… Por ello la casa de Juan Marcos era bien conocida por Pedro. Éste se lo llevará consigo cuando pase algún tiempo.

Quizá era un niño o jovencillo cuando Jesús fue condenado a muerte. Dice su Evangelio que cuando Jesús fue apresado en el Huerto de los Olivos le seguía un joven envuelto en una sábana para curiosear a ver en qué paraba todo aquello. Era verosímil que este joven fuera el mismo Juan Marcos. Es fácil que también Jesús tuviera estrecha amistad con los padres de Juan Marcos y que éste escuchara en muchas ocasiones los discursos de Jesús. Uno de los primeros bautizados por San Pedro fue Juan Marcos. El que era un niño el año 30, por el 44 ya era todo un hombre y decidió marcharse con su primo José Bernabé hacia la ciudad de Orontes.

Juan Marcos acompañó a Pablo y Bernabé en sus correrías apostólicas por Chipre y otras ciudades. Quizá añoraba su patria chica, es posible que fuera una realidad lo que San Pablo dirá que ha padecido «peligros de los ladrones», «peligros de los caminos», «peligros de la soledad»… Lo cierto es que abandonó a sus amigos y volvió a Jerusalén. Aquí pasó diez o doce años al lado de Pedro ayudándole en sus correrías y haciendo de «intérprete y consejero». El Señor Jesús no escribió ni mandó a los Apóstoles que escribieran. Parece ser que lo que interesaba era la predicación oral. Pero la memoria es flaca y alguien pensó en tener algunos apuntes de cuanto Pedro predicaba y le rogaron a Marcos que recogiera las predicaciones del Apóstol.

Así lo hizo. Pedro amaba con cariño a Marcos. Le llama «mi hijo Marcos» (1 Pe 5, 13). El evangelista Marcos escribe con fluidez, sencillez, en estilo directo y sólido a la vez. Es el más breve de los Evangelios (16 capítulos) y se propone probar la Divinidad de Jesucristo. Marcos se halla en Roma el año 67 cuando mueren los dos Apóstoles San Pedro y San Pablo. Juan Marcos ha jugado un papel muy importante en la evangelización como lo demuestran estas palabras de San Pablo que el 62 dice a Timoteo: «Trae contigo a Marcos, pues lo necesito para el ministerio evangélico». Después extendió el Evangelio por diversos países: Egipto, Aquilea, Cirene… Quizá expiró el año 68.

Atribución del Evangelio de Marcos

Marcos es considerado por la tradición cristiana el autor del evangelio que lleva su nombre. Puesto que él no fue discípulo directo de Jesús basó su relato -siempre según la tradición- en las enseñanzas de Pedro. El autor más antiguo que asignó a Marcos la autoría de este evangelio fue Papías de Hierápolis, en la primera mitad del siglo II, en un testimonio citado por Eusebio de Cesarea.

«y el anciano decía lo siguiente: Marcos, que fue intérprete de Pedro, escribió con exactitud todo lo que recordaba, pero no en orden de lo que el Señor dijo e hizo. Porque él no oyó ni siguió personalmente al Señor, sino, como dije, después a Pedro. Éste llevaba a cabo sus enseñanzas de acuerdo con las necesidades, pero no como quien va ordenando las palabras del Señor, más de modo que Marcos no se equivocó en absoluto cuando escribía ciertas cosas como las tenía en su memoria. Porque todo su empeño lo puso en no olvidar nada de lo que escuchó y en no escribir nada falso». (Eusebio, Hist. Ecl. iii. 39).

Desde el siglo II se dio por sentado que Marcos era el autor de este evangelio. Aunque es imposible tener ningún tipo de certeza a este respecto, se ha aducido convincentemente que no hay ninguna razón por la cual los primitivos cristianos tuvieran que adjudicar la autoría de este evangelio a un personaje oscuro que no fue discípulo directo de Jesús, en lugar de atribuírsela a uno de los apóstoles.

San Marcos Evangelista

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