El Via Crucis  es una de las devociones más antiguas de la Iglesia. Significa el Camino de la Cruz. Representa escenas de la Pasión de nuestro Señor y sirve de oración que le acompaña desde su condena por Pilatos hasta su muerte en el Calvario y su sepultura.

Se reza durante todo el año, pero lo más común es la práctica del Viacrucis en los viernes de Cuaresma. Se reza en viernes porque nuestro Señor murió en la cruz el Viernes Santo.

Fue nuestra Señora la que inició el Via Crucis, pues mientras vivió en la Tierra recorría el camino del Calvario a menudo recordando los lugares por lo que pasó su hijo nuestro Señor.

Dice San Bernardo: “No hay cosa tan eficaz para curar las llagas de nuestra conciencia y purgar y perfeccionar nuestra alma como la frecuente y continua meditación de las llagas de Cristo y de su Pasión y Muerte”.

Le dijo Jesús Misericordioso a Santa Faustina Kowalska: «Son pocas las almas que contemplan Mi Pasión con verdadero sentimiento; a las almas que meditan devotamente Mi Pasión, les concedo el mayor número de gracias».

 

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