Fiesta de los tres Arcángeles

En la fiesta de los tres Arcángeles, San Miguel, San Gabriel y San Rafael, ofrecemos unos comentarios de Plinio Correa de Oliveira

San Miguel

14448950_1220440467975965_7911870382948860307_nOh San Miguel Arcángel, que desenvainasteis vuestro gladio en el Cielo para vengar contra los ángeles rebeldes la gloria del Salvador y de su Madre Santísima, dadme la gracia de ser, en este auge del poder de las tinieblas, un perfecto caballero de la Caballería Angélica suscitada en nuestros días para combatir al demonio y sus agente terrenos e implantar el Reino de María.

Para esto, obtenedme la gracia de tener un espíritu profundo, serio, abnegado inebriado de fervor por la Contra Revolución, bien como desbordante de odio y desprecio para con la Revolución satánica, igualitaria y gnóstica

 

San Gabriel

Podemos tener una idea de quién es san Gabriel si consideramos el valor de la misión a la que fue incumbido por el Altísimo. Era él el Arcángel que, por su esencia, estaba la l altura de la dignidad de la misión de anunciar la Encarnación  del Verbo. Y, por lo tanto midiendo el valor de la incumbencia dada a él podemos deducir algo de su gloria, virtudes y esplendor.

photo_2016-09-29_11-11-38¿Qué decir de esta misión? Antes de más nada, es elevadísima. Es la misión llave en la Historia de la humanidad. Ese ángel fue enviado a Nuestra Señora para revelarle la llegada de la plenitud de los tiempos, el fin del reino del demonio, el aplastamiento del dominio del mal, la remisión del género humano, la abertura de las puertas del Cielo. El Ángel incumbido de pedir a Nuestra Señora su consentimiento para esto y de anunciar el misterio de la Maternidad virginal, este Ángel portó el más elevado mensaje que se pueda haber transmitido en toda la Historia.

San Rafael

Tenemos en San Rafael un intercesor celeste de alta categoría que lleva nuestras oraciones a Dios, porque es un de los siete espíritus más elevados que asisten junto del Altísimo y, por lo tanto, son los canales naturales de las gracias que deseamos.

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                                       San Rafael, Catedral de Manresa, España

Hubo una mística que, al ser dado ver su Ángel de la Guarda, se arrodilló en adoración, pensando que se trataba del propio Dios, tan elevada, noble y excelsa era la naturaleza de aquel ser. Ahora sabemos que los ángeles de la guarda pertenecen a la jerarquía menos alta del Cielo. En comparación con esto, es inimaginable un ángel de las más altas jerarquías. ¡De qué  alegría vamos estar inundados en el Cielo cuando podamos contemplar un Arcángel como San Rafael, y todo  cuanto en él veremos de Dios!

Pidamos a él para tener esa contemplación, y que la consideración de este orden angélico ideal y realmente existen nos reanime para una esperanza del Cielo y del Reino de María, disipando toda la tristeza creciente de estos días en que los castigos previstos por Nuestra Señora en Fátima se van aproximando tan rápidamente de nosotros.

Oración a San Miguel Arcángel

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes,y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.

 

 

Oración a San Gabriel Arcángel

¡Oh Glorioso Arcángel San Gabriel, llamado fortaleza de Dios, príncipe excelentísimo entre los espíritus angélicos. embajador del Altísimo, que mereciste ser escogido para anunciar a la Santísima Virgen la Encarnación del Divino Verbo en sus purísimas entrañas: yo te suplico que tengas a bien rogar a Dios por mí, miserable pecador, para que coniciendo y adorando este inefable misterio, logre gozar el fruto de la divina redención en la gloria celestial. Amén

 

Oración a San Rafael Arcángel

¡Oh! poderoso Príncipe de la gloria San Rafael, llamado medicina de Dios, salud de los enfermos, luz de los ciegos, guía de caminantes, protector de la limosna, del ayuno y oración: por aquella caridad con que acompañaste al joven Tobías, te pido, ¡oh! glorioso protector mío, me libres de todos los males y peligros y me acompañes en la peregrinación de esta vida mortal, para llegar felizmente a puerto de salvación en la vida eterna. Amen

 

 

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